De cómo las rebajas afectan negativamente a nuestra imagen

Seamos sinceros, ¿cuántas veces nos hemos comprado algo horrible, solo porque estaba tirado de precio? Esa camiseta hortera de la que nos reímos durante la temporada, pero que en rebajas se vuelve apetitosa por su bajísimo precio. Y al final, cegados por los precios bajos (y es que la economía está muy mal), acabamos picando y nos compramos esa cosa que, visto con los ojos del ahorrador (o del rata, en algunos casos), deja de ser tan fea y pasa a ser «distinta», «alternativa», «a contracorriente».

Y así, acabamos con el armario lleno de ropa a la que desearíamos prender fuego y dejarla arder hasta que se consuma el último milímetro cuadrado de fibra. (Bueno, creo que me he pasado un poco, pero nos entendemos, ¿no?).