El amor en tiempos de mala ortografía
«¿Pero, a dónde vamos?», se preguntaba. «¿Cómo es posible que haya gente que no sepa escribir bien ni su propio nombre?».
«¿Pero, a dónde vamos?», se preguntaba. «¿Cómo es posible que haya gente que no sepa escribir bien ni su propio nombre?».
La oficina de empleo apenas acababa de abrir, pero en el pasillo de espera ya había un grupo de ocho personas sudorosas haciendo cola en silencio para ser atendidos. En la puerta de entrada, una cucaracha de imponentes dimensiones nos recibía tumbada panza arriba.
It was just an evening romance.
As ephemeral as the first raindrops that moisten his face.
Or the fleeting kiss of the waves on the rocks.
It lasted what it takes for an autumn leaf to touch the ground.
The silence between the breaths of two lovers.
Guilty tears running down her face…
He whispered something she could not understand and caressed her skin. And an intense heat invaded her body, invisible flames slowly covered her pale skin. She stared into his eyes and took his hand gently. And he too became into a fireball. She whispered something he could not understand and they melted into a kiss. […]
Soy un fantasma que emerge de entre la niebla matinal para mezclarse con las sombras. Sombras sin definir que cada mañana atraviesan la ciudad para ir a trabajar. Figuras teñidas de gris por la niebla, el frío y la tenue luz del alba. La niebla es mi disfraz; el frio, mi respiración; el sol, mi […]
Aquel whisky barato acabó por rematarlo cuando aún le quedaban muchos amaneceres por ver.
A la pata coja vio pasar frente a sus ojos los borrones de los que se había compuesto su vida.
—Pobre infeliz. Se ha topado con la muerte sin siquiera haber vivido un solo día de su vida —le dijo una voz desde los más profundo de su oscuridad.
Llegó en el último tren. Salió de la estación y le sorprendió lo desierta que estaba la calle, no había gente, no había coches. Era la hora de los camiones de basura. Hacía tiempo que no se sentía tan sola en el planeta, caminando por las silenciosas calles. Llovía ligeramente, pero no abrió el paraguas, […]
Pinchitos III Una foto publicada por Noemí Rivera (@noerive) el Nov 3, 2014 at 12:54 PST Être un cactus ce n’est pas facile. Nous sommes voués à une triste vie de solitude parce que personne ne veut nous embrasser. Mon corps est couvert d’épines qui font Noémie crier. Oui, je suis le cactus de Noémie […]